El pasado 20 de febrero el legislador Evan Low (del distrito del Silicon Valley) presentó a Legislatura del Estado de California la propuesta denominada CalUBI (California Universal Basic Income) para implementar los ingresos básicos. El suceso ha tenido poca repercusión en la prensa, entre otras cosas, porque resulta imposible para la opinión pública separar un agenda de justicia redistributiva de largo plazo con el cada vez más caliente debate político de cara a las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, hacer el esfuerzo por separar ambas situaciones resulta un ejercicio útil no sólo para analizar la propuesta legislativa, sino, además, para comprender qué está en juego por estos días en la actualidad estadounidense.
Si bien es cierto que Estados Unidos ha sido una tierra prodigiosa en cuanto a experimentos relacionados con los ingresos básicos, el salto que media entre el reciente caso relevado en Stockton y la actual propuesta legislativa californiana resulta revolucionario y hasta incluso temerario.
El experimento de Stockton -como muchos otros que se están implementando actualmente en Estados Unidos, por ejemplo, en Chicago o Jackson- posee relevancia epistémica y pedagógica. Impulsado por su alcalde, el demócrata Michael Tubbs, el programa oficialmente se denomina Stockton Economic Empowerment Demonstration y está coordinado por dos investigadoras: la doctora Stacia West, de la Universidad de Tennessee y su par Amy Castro de la Universidad de Pennsylvania.
El programa comenzó en 2019, y está financiado por la organización sin fines de lucro Economic Security Project; alcanza una población de 125 residentes que cobran 500 dólares mensuales por un lapso de 18 meses con un presupuesto total de 1,1 millones de dólares. El objetivo central de esta política es comprender mejor los comportamientos laborales de los beneficiarios, sus patrones de preferencias, cambios en las pautas de consumo, cambios de hábitos, conductas cívicas y una larga lista de variables que permitirán a los políticos expertos presentar mejor la propuesta de los ingresos básicos; y, a los ciudadanos, los convida a participar con más información y conocimiento en los debates públicos.
Por su parte, CalUBI, la reciente propuesta legislativa, va en la misma línea que hace un par de años viene proponiendo Andrew Yang, quién ya parece resignarse a no ser candidato a la presidencia y acompañar en el Congreso a la combativa Ocasio-Cortéz. Las arengas twitteras detrás de los hashtags #HumanityFirst #UBI y las diferentes variantes en defensa de Andrew Yang (#Yang2020 o #Yang2024) apoyan la propuesta de CalUBI que propone que todo residente mayor de 18 años perciba 1.000 dólares mensuales.
CalUBI no es, en estricto sentido, una asignación universal puesto que quedan excluidos los residentes que perciben algunos beneficios sociales (entre otros, de salud, como Medi-Cal, o Country Medical Services Program-; cupones de alimentos estilo CalFresh; o seguros de desempleo como CalWorks o Unemployment Insurance) razón por la cual ya algunos ven en ello un serio problema. Sin embargo, de lo que podemos estar seguros es que no se trata de un almuerzo gratis. La propuesta sugiere e indica que la forma de financiar los ingresos básicos sea a través de un incremento de 10 puntos porcentuales al IVA (excluyendo alimentos, medicamentos, equipo médico, libros y aranceles en establecimientos educativos).
Así, la idea que los legisladores de Californa defienden no sobresale por el colosal incremento impositivo que requeriría, sino por su poca, por no decir nula, creatividad. Justamente el financiamiento, entre otros, es el talón de Aquiles de los ingresos básicos, y pretender financiarlos con un brutal incremento del IVA no sólo parece poco ingenioso, sino que, para muchos, entre los que me incluyo, directamente significa un retroceso en el debate público.
Y es por esta razón que la opinión pública ha recibido esta propuesta como una más de las medidas que el ala más progresista del Partido Demócrata viene impulsando para ganar terreno en el ardiente clima político electoral. En un escenario de elecciones, el oportunismo puede hacer que ingeniosas propuestas (ingresos básicos, el fondo fiduciario de recién nacidos, la eliminación de fianzas, entre otros) caigan en la bolsa sin fondo del debate entre Sanders y Trump que ya muchos analistas califican de populismo puro y crudo.
Pero más allá de la dimensión populista y demagógica de la iniciativa CalUBI, es de subrayar la enorme confusión en el ala progresista de lo que significa ser progresista, dilema que Daron Acemoglu, centrándose en el precandidato Sanders como personaje, caracteriza como el debate entre la socialdemocracia vs. el socialismo democrático.
En la dimensión que nos ocupa aquí, y haciendo foco en la política estadounidense, queda claro que los ingresos básicos no sólo suenan a propuesta políticamente correcta; además, son una fuente de oportunidades electorales. Allí confluyen los que denomino post-keynesianos desbandados, verbigracia, grupo postula que los ingresos básicos son una buena herramienta para incentivar la demanda efectiva (poner dinero en los bolsillos de la gente). Lamentablemente, un político interesante como Michael Tubbs, quien tiene reflexiones muy innovadoras sobre la dimensión del trabajo, cae en esta forma de abordar el asunto.
Por otro lado, hay un grupo en donde coinciden tecnofílicos y tecnofóbicos, quienes ven en los ingresos básicos una forma de justificar la innovación tecnológica o detenerla, respectivamente. Así, no es extraño que personajes como Elon Musk (y los capitalistas tech del Silicon Valley) apoyen la propuesta de Andrew Yang. Muy atrás parece quedar la discusión de fondo: los ingresos básicos como un asunto de justicia distributiva.
Mientras tanto, CalUBI comenzó su ruta legislativa. Para aprobarse requiere dictamen de la comisión de impuestos y una mayoría en el Congreso. No lo tiene fácil. Aunque en estos momentos todo se solape y se mezcle por efecto de la carrera electoral, hay que reconocer que el debate sobre los ingresos básicos es anterior al presente, y seguramente lo trascenderá. Ojalá, una vez que la histeria encuentre calma, se analice esta iniciativa con los pies sobre la tierra.